ATLAS DESCRITO POR EL CIELO.- De Goran Petrovic.
¿Cuántos libros has leído que deseas no se terminen? Este primer libro de Goran
Petrovic, ATLAS DESCRITO POR EL CIELO, es uno de esos tesoros.
Estoy seguro que lo debo releer no una, sino varias veces. La magia y la poesía de Goran Petrovic es excelsa. No es un libro que puedas leer de corrido, en una sola
noche literaria, con sus 200 páginas y sus narraciones breves. La única forma
de saborear su obra es igual que tomar agua de un manantial con tus manos: poco
a poco, sorbo a sorbo, sintiendo la frescura, viendo la transparencia del agua
y levantando tu mirada para admirar la belleza del entorno. Este es un libro
donde das gracias a la vida por darte la oportunidad de conocer y gozar esta
joya.
Goran Petrovic tiene tantas similitudes con Borges, con García Marquez. Saber que es bibliotecario en el monasterio Zica, lo lleva del brazo a Borges. Qué puesto tan envidiable.
En la foto, Monasterio de Zica donde es bibliotecario Goran Petrovic
Les presento dos de sus narraciones:
“Ésta es la esposa del gobernante del país Kemit, corregente del señor del cielo Atón, patriarca del rey Akhenaton. Su cuello es la medida de la esbeltez, su tez es
la medida de la ternura, sus labios son la medida de la sensualidad, sus ojos
son la medida de su hermosura, su nombre es Nefertiti. Esta reina, adorno de la
ciudad capital Akhenatón, hace ofrendas al Creador (panes y aceite), pero el único
en el horizonte no acepta las dádivas con sus manos de sol. La voluntad de Atón
es descansar su brillo en los ojos grandes de Nefertiti. Al Dios le es conocido
lo que el mortal ignora: una bandada de golondrinas en cada ojo de la reina
transmitirá Su luz por el espacio y el tiempo. De esa manera, allí, mucho más
lejos del país Qus y de Nubia, allende el mar y aún mucho, mucho después, los
no instruidos comprenderán a través de estos ojos que el sol es la medida de la
eternidad”
oOo
“Se acabó el
arte exhibicionista. Terminaron sus exposiciones simples con la modesta
esperanza de despertar siquiera una exposición menor ante los ojos del público.
Se acabó esa necesidad vergonzosa e indigna por mostrarse ante las pupilas y
corazones ajenos. ¡Llega una nueva época! ¡Reinarán nuevas relaciones! A la
escena saldrá el nuevo arte: ¡el arte del voyeurismo! Las obras artísticas observarán
al público. Imparables como los virus, penetrarán por todas las cavidades
accesibles, por los poros y los lugares poco defendidos. El público será lo que
se expone sobre la palma de la mano. Las palabras de la literatura espiarán las
almas dentro de la gente. La música soltará sus redes, que van a enredar las
emociones. Los cuadros engendrarán otros cuadros en las cabezas de los
visitantes. Las obras artísticas amarán, castigarán, harán el amor, forzarán
las almas y los cuerpos humanos a las profundidades o alturas como si no
pesaran más o menos que los plumones. Ante el arte que se preparaba miles de
años para realizar esta revolución, el género humano únicamente puede firmar la
capitulación. En caso contrario, va a experimentar el terrible destino del Vacío
final.”
En la foto, monasterio de Zica, donde es bibliotecario Goran Petrovic
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