domingo, 14 de abril de 2013

THOMAS BERNHARD.- LA CALERA



LITERATURA Y VIDA

Mis lecturas
THOMAS BERNHARD.- La Calera
Por Abel Hurtado


He leído LA CALERA de Thomas Bernhard.
Para mí, Thomas Bernhard y Peter Handke son autores a los que  retorno. Sus obras son difíciles, duras, intensas, y por lo mismo, requieren, por lo menos de mí, distancia en el tiempo para leerlas. Ambos pertenecen a lo que se llamó La nueva subjetividad, en Alemania, a fines del siglo pasado.
            LA CALERA, es una novela de 220 páginas, que es una sola frase., sin puntos y aparte. Bernhard odia y rechaza los puntos y aparte, abomina de ellos. El estilo literario de Thomas Bernhard es siempre en tercera persona, a través de narradores testigos, que son segundas o terceras personas del drama desarrollado, lo que hace percibir al personaje central como un ser de laboratorio, desdramatizándolo, observando a la distancia – aparente, porque mucho de ellos forma parte esencial de los seres humanos- sus obsesiones y limitaciones.
            Al leerlo, recuerdo las sesiones Gestalt, donde todos vemos en la silla caliente a un ser humano que vive intensamente su drama personal y en la distancia aparente, aparente porque en la realidad vivimos y nos sentimos enlazados y reflejados en  sus fobias, y  filias.
En varias ocasiones me llamó la atención ver que nuestras fobias son consideradas trastornos de salud emocional caracterizados por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas, como el que percibo en muchos de nosotros, los filiales del face book ante el contacto real diferente al enlace digital, mientras que las filias se ven con ojos de amistad por ser atracciones a determinadas realidades o situaciones.

      
                                              Thomas Bernhard en la foto

      Bernhard, parte de cero suspenso en sus novelas. LA CALERA empieza a partir del asesinato  de su esposa  por Konrad.
 “ … en Lanner se dice que Konrad mató a su mujer de dos tiros, en Stiegler que de un solo tiro, en Gmachl que de tres y en Laska que de varios tiros. Lo que es evidente es que hasta ahora, salvo los peritos judiciales, como cabe suponer, nadie sabe de cuántos tiros mató Konrad a su mujer…”
            Las novelas de Tomas Bernhard son siempre una reflexión sobre el hombre contemporáneo. En LA CALERA, habla de la mentira en la sociedad, con sus frases reiterativas, encadenadas, con obsesión posesiva y minuciosa:
            “ Por lo que se refería a su país, a esta patria suya, no se podía decir jamás la verdad, si se quería existir e, incluso, continuar un solo día, a nadie y sobre nada, porque solo la mentira  hacía avanzar las cosas en este país, la mentira con todos sus disimulos y arabescos y simulaciones y apocamientos. La mentira lo era todo en este país, la verdad sólo digna de acusaciones, condenas y burlas, Por eso no callaba que todo su pueblo había buscado refugio en la mentira. Quien decía la verdad se hacía culpable y ridículo, la masa o los tribunales decidían si era culpable o ridículo, o culpable y ridículo, si no se podía declarar culpable al que decía la verdad, se le ponía en ridículo, si no se le podía poner en ridículo, se le declaraba culpable, en este país se hacía culpable o ridículo al que decía la verdad.”
            Me he propuesto leer su quinteto autobiográfico:  El origen, El sótano, El aliento, El frío , Un niño, pero sé muy bien que requiero el tiempo y la distancia para asimilar la intensidad de estos libros.
            Al terminar LA CALERA, la descripción de un hombre, Konrad, encerrado 5 años con su esposa paralítica en LA CALERA, cierro el libro, me quito los lentes, veo la luz del amanecer y decido ir a mi bosque, a 10 minutos de mi casa, a respirar, correr, sentir la vida y la intensidad de este cielo  primaveral de marzo. Uff!

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