jueves, 1 de marzo de 2012

Mis cuentos.- Garibaldi




GARIBALDI

Katze Fritz odiaba a su padre por haberle puesto el nombre de Katze – gato en alemán- en clara referencia al comics del Gato Félix. Sin embargo, su nombre le sirvió para conseguir un empleo en el Instituto Goethe de la embajada alemana, a quienes les hizo mucha gracia el nombre Katze.
Katze era bromista, dicharachero y tocaba bien la guitarra. Estudiaba teatro en la Escuela del Instituto Nacional de Bellas Artes detrás del Auditorio Nacional ; llevaba cursados 4 años en el Instituto Goethe, lo que le permitía comunicarse con los alemanes y alemanas del Instituto. Su trabajo era de medio turno. Se hacía cargo de las suscripciones a las clases de idiomas, le permitían tomar clases sin costo y auxiliaba en la Biblioteca del Instituto a Eva Schaumann, rubia regordeta de ojos verdes intensos, que bromeaba con frecuencia en indirectas sensuales con el delgado y ágil Katze.
Eva Schaumann le dijo una tarde de verano que si podía hacerle un favor y llevar de paseo a cuatro amigas alemanas que por primera vez llegaban a México. Estarían en la capital durante tres días, y Eva al estar muy ocupada, le prestaría su auto a Katze.
-No te gustarán mucho porque son de peso semicompleto y cuarentonas, pero son muy alegres y te pagarán bien. Lo que necesito es una persona segura y conocedora de la ciudad. Llévalas donde tu sabes, el museo de antropología, el mercado de artesanías, las pirámides de Teotihuacán, Xochimilco y lo que se te ocurra en esos tres días.
Katze Fritz acababa de dejar la casa de su padre, así que le caía como anillo al dedo la propuesta de Eva Schaumann. Le parecía un gran cambio después de escuchar todas las mañanas las interminables conversaciones rígidas y aburridas de su padre, contador de una empresa papelera.
-Cuenta conmigo Eva. Es mas, yo las recojo en el aeropuerto, las traigo contigo, las llevo a su hotel y me encargo de que estén bien. ¿Cómo seguirán viaje?
- Al cuarto día tienen un vuelo a Cancún, donde estarán siete días de vacaciones de verano y retornan a Alemania. Tu te encargas de ellas hasta el momento en que toman su avión .
Katze Fritz, sonrió, moviendo la cabeza alegremente.

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Peppino movió la cabeza inclinándola hacia el hombro derecho y después hacia el hombro izquierdo ; él se distinguía claramente entre los revolucionarios; delgado, con un sombrero de ala angosta y negra con una banda blanca sobre la copa. Sus ojos azules contrastaban con su pequeño bigote oscuro sobre una boca chica sensual con el labio inferior abultado. Una barbilla triangular y un cuello largo lo hacían ver más esbelto. Usaba siempre un paliacate rojo atado al cuello con el cual se limpiaba el sudor y el polvo del camino, sobre una camisa de algodón de manga larga. En la cintura llevaba una doble bandolera con 300 cartuchos calibre 38, pantalones caqui de montar y botas negras con espuelas.
Compañero permanente de Francisco Villa y Pascual Orozco, esa tarde se encontraba al lado de su amigo Ben Johannis Viljoen.
Ben Johannis Viljoen tenía treinta y un años, uno menos que Peppino. Más alto que este, de ojos azules, delgado, bigote y barba rubia en candado, vestía una chaqueta militar de cuello recto, dos bandoleras cruzadas en el pecho y un reloj de cadena corta entre el segundo botón de la camisola y el bolsillo superior izquierdo. Ben Johannis Viljoen era un frenético del tiempo.
Peppino:
-Yo me encargo de cortar la luz eléctrica. Tú encárgate de cortarles el agua.
-Parece que Madero no quiere combatir; quiere ir al Sur. Pero Villa , Orozco y Blanco están dispuestos.
- Vamos a tomar la ciudad. Después el Sur.


En la foto Ciudad Juárez después de la toma por las fuerzas de Madero



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En el sur de Italia, al nacer Peppino, ahora combatiendo al lado de Madero,  le llamaron Giuseppe en honor de su abuelo Giuseppe Garibaldi,el famoso héroe italiano, pero desde los cuatro años era conocido con el nombre de Peppino Garibaldi. Su padre, Ricciotti Garibaldi, estaba orgulloso de la inteligencia de su hijo mayor Peppino y lo envió al Colegio Técnico de Fermo para estudiar Ingeniería Eléctrica.
Peppino sin embargo a los dieciocho años dejó el colegio para acompañar a su padre en 1897 , a combatir por la libertad de los pueblos de Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegro, que se habían revelado contra el imperio Otomano. Peppino se lució como un valiente en la batalla de Domokos contra los Otomanos.
Ricciotti le dijo:
-Tienes que terminar los estudios hijo.
Y así fue que Peppino se graduó al año siguiente. Decidió viajar a Buenos Aires Argentina como técnico electricista de la compañía Eléctrica Belgrano. La Compañía Belgrano lo envió a New York, Montevideo y nuevamente a Gualeguay en Argentina, siempre trabajando con éxito como técnico en instalaciones eléctricas.
Pero Peppino tenia otras inquietudes. A los veinticuatro años en 1903 se fue a combatir a Sudáfrica bajo las órdenes del gobierno británico, aprovechando que su madre, Constance Hopcraft, era inglesa. Se enfrentó a los Boers en Sudáfrica, en la etapa final de la segunda guerra Boer. Ahí conoció a Ben Johannis Viljoen, quien era ya un experto en la guerra Boer. Ben Johannis Viljoen formó una guerrilla poderosa, que lo llevó a recibir el rango de Comandante en noviembre de 1900. Uno de sus éxitos fue capturar el 29 de diciembre de 1900 a 235 hombres y un cañón de 4.7 pulgadas. Fue capturado el 25 de enero de 1902 y recientemente liberado en mayo de 1902, donde empezó a escribir su autobiografía “Mis recuerdos de la guerra Anglo-Boer”
Su libro es una visión realista de la guerra desde el punto de vista Boer. Fue entonces cuando Peppino lo conoció en Sudáfrica, teniendo largas conversaciones . En esas apasionadas tardes bajo el esplendoroso sol de Sudáfrica, Ben Johannis Viljoen convenció a Peppino de la justicia de las aspiraciones Boer y de la injusticia inglesa.
- Mira Peppino- le decía Ben Johannis Viljoen.
Nosotros los Boers solo éramos colonos de origen neerlandés en Sudáfrica y fundamos nuestra república independiente. Llegan los ingleses a fines de 1880 y destruyen nuestra república, fundamos una segunda en 1899 y los ingleses vuelven a destruirla. Llamamos a estas dos guerras nuestras Guerras de Liberación.
Si tu luchaste por la libertad de los pueblos con tu padre, como me comentas, ¿Que haces ahora luchando del lado del opresor?-
Los destinos de Ben Johannis Viljoen y Peppino Garibaldi, ya no se separaron.
Ben Johannis Viljoen viajó a EEUU en 1904 al lado del General Piet Cronjé, famoso por la batalla de Paardeberg , e integró la troupe que presentaría en la Exposición de Negocios de Louisiana, lo que llamaron “El Circo de la Guerra Boer” dejando a su esposa Lenie que no quiso abandonar Sudáfrica “ para ir de maromera en un circo de Leones”
Ben Johannis Viljoen no regresó a Sudafrica con sus compañeros. Se enamoró de una americana, Myrtle Dickerson, y se casó con ella.
Ben Johannis Viljoen era un soñador. Realizó varios intentos por establecer colonias Boer en Nuevo México, sin lograrlo. En 1909 se hizo ciudadano americano, y era amigo tanto del presidente Teodore Roosvelt como del Gobernador de Nuevo México George Curry con los cuales acostumbraba tomar whisky en una famosa cantina , Black Seal, de Nuevo México.


Peppino por su parte, estaba enterado del movimiento Maderista en México, después de leer el libro que Francisco I Madero publicó en 1908 “ La sucesión presidencial en México”. Viajó a San Antonio Texas, en abril de 1909, después de escribirse con Ben Johannis Viljoen .
Los grandes amigos comentan sobre los hechos de México y siguen los acontecimientos hasta el encarcelamiento de Francisco I Madero en San Luis Potosí. Apoyan para pagar la fianza que libera a Francisco I Madero y le invitan a refugiarse con ellos en San Antonio Texas.
En San Antonio Texas, Peppino se presenta junto con Ben Johannis a Madero:
-Don Francisco, no nos de las gracias. Usted tiene mucho camino por andar y nosotros estamos acostumbrados al combate, mas que al pago de fianzas. Cuente usted con nuestro apoyo en caso de que haya necesidad.
Y le narraron sus experiencias en Sudáfrica con la guerra de los Boers, en las batallas contra el imperio Otomano en Grecia , Bulgaria y Montenegro.
Madero, quedó impresionado con esas trayectorias:
- Yo sé de su abuelo Garibaldi, un héroe del que sigo su ejemplo, don Giuseppe y muchas gracias por este apoyo que tanto necesitamos en México.
Madero se separó de ellos y poco después entraba a México y combatía con 600 hombres de Pascual Orozco en Casas Grandes, donde lo derrotan y lo hieren en un brazo en el mes de marzo de 1911.
Nuevamente Giuseppe Garibaldi y Ben Johannis lo apoyan, y viajan a El Paso comunicándose con Madero.
- Véngase a El Paso aquí en Texas don Francisco . Aquí se recupera y estará a salvo.
Madero acepta el ofrecimiento y en El Paso tiene largas conversaciones con ellos. Pascual Orozco y Francisco Villa, participan en estas conversaciones.
Dice Ben Johannis:
-Aquí , don Francisco, es la Aduana en El Paso y en Ciudad Juárez; armas, provisiones, transportes, parque, caballos, combatientes, todos pasan fácilmente para apoyarlos.
Peppino Garibaldi completa:
-Si tomamos Ciudad Juárez, tenemos el control supremo del norte del país y eso nos da camino libre para atacar las regiones del Sur, que con tanta razón menciona usted Don Francisco.
A su vez, Francisco Villa comenta:
- Tendremos un pie a cada lado del Río.
Pascual Orozco también participa:
- Y si la guerra se prolonga, aquí tenemos una base segura y permanente.
A lo cual asiente Peppino Garibaldi y completa:
- Aquí es fácil para mis amigos llegar a luchar con ustedes y a medida que avanzan hacia el Sur, les enviamos armas , balas, medicinas, médicos, alimentos y combatientes.







Francisco I Madero se convence y aprueba la toma de Ciudad Juárez, pero además, dice algo sorpresivo:
- Peppino: Le propongo ser mi estratega militar. Lo nombro general revolucionario , agregado militar de la revolución y le pido me acompañe en mi campaña militar.
Diciendo esto, Madero dio la media vuelta , se puso su sombrero de fieltro y salió por la puerta de la oficina de Ben Johannis. Sus botas negras resonaron en el piso .

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Las botas de José Vasconcelos, suenan en las lozas del Colegio de San Pedro y San Pablo esa mañana de febrero de 1921. Su mirada es intensa y con el seño fruncido se enmarca aún más. El bigote oscuro perfectamente recortado, limita las comisuras y marca la fortaleza del carácter. Acaba de aprobarse su proyecto educativo en la Cámara de diputados , es nombrado Secretario de Educación Pública y a los 3 días, rescata el edificio del Colegio de San Pedro y San Pablo para tenerlo como sede de la Secretaría a su mando. Lo acompañan Roberto Montenegro quien está a cargo de la Restauración del Edificio, así como artistas que se integraron al movimiento vasconcelista: José Clemente Orozco y Diego Rivera. Recorren los patios, las escaleras, y en cada zona Roberto Montenegro distribuye las áreas donde Clemente Orozco o Diego Rivera se harán cargo de pintar los murales de la historia educativa y revolucionaria de México, así como la esencia en imagen del Plan Vasconcelista . En un alto, Diego Rivera, admirador de Peppino Garibaldi, le comenta a José Vasconcelos.
-José, ahora que estás recuperando edificios, ¿Por qué no recuperas la Plaza del Baratillo ?. Esa Plaza puede llevar un nombre revolucionario, el de Peppino Garibaldi, héroe de la toma de Ciudad Juárez al lado de Madero y Francisco Villa.
José Vasconcelos, hombre de acción y decisiones inmediatas afirma:
- Me parece buena idea Diego. Roberto, ahí tienes otra restauración por hacer. Termínala por favor al mismo tiempo que el edificio de la Secretaría de Educación, para hacer una sola inauguración.
La Plaza Giuseppe Garibaldi se inauguró en junio de 1921, frente al callejón de la Amargura, simultáneamente con el edificio de la Secretaría de Educación conteniendo los murales de José Clemente Orozco y Diego Rivera. José Vasconcelos acompañó al presidente Alvaro Obregón, quien decidió hacer el recorrido a pie desde el Edificio de la Secretaría de Educación, hasta la que aun era llamada por el pueblo , El Baratillo.


Dos años después ,en 1923, la Plaza Garibaldi estaba rodeada de vecindades con pequeños comercios, un mercado, un expendio de pulque y una cantina llamada el "Tenampa" propiedad de Juan Hernández Ibarra, comerciante originario del pueblo de Cocula en Jalisco. En el Tenampa, Juan Hernández presentó por primera vez el conjunto "Mariachi Coculense" dirigido por Concepción Andrade, que era su compadre al haberle bautizado en Cocula a su hijo Pedro Concepción Andrade.
-Véngase compadre a tocar aquí en el Tenampa. Para que desaparezca la tristeza del callejón de la amargura.
-Allá nos vemos compadre. Mis muchachos quieren conocer la capital. Y olvídense de la tristeza y amargura que para eso nos pintamos solos.
La primera vez que tocó Concepción Andrade, fue un verdadero éxito. El Tenampa estaba rodeado al amanecer de los carros de vendedores de té con piquete para los desvelados que habían gozado de todas las tandas del Mariachi Coculense. El té con piquete era barato y restablecedor, a ocho centavos jarro. De ahí en adelante, los “ te por ocho “ fue el nombre con el que se conocieron los parroquianos del Tenampa, por tener la templanza de mantenerse toda la madrugada hasta que el Sol salía por el callejón de la Amargura e iluminaba la fachada del Tenampa. A partir de ahí la Plaza Garibaldi fue dándose a conocer como un animado lugar para ir a escuchar conjuntos folclóricos, especialmente mariachis y para degustar de la gastronomía típica de Jalisco y del Valle de México: Birria, Pozole, tortas ahogadas con birote, menudo, huaraches, tacos dorados, sopes y gorditas.

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Las gorditas de frijoles charros con queso en los comales desaparecían rápidamente, junto con el café hirviendo. Los revolucionarios esperaban la medianoche para iniciar el ataque a Cd. Juárez.
Eran las 11.30 de la noche del domingo 7 de mayo de 1911. Todo listo para el ataque. Solo Francisco Villa y su gente no se encuentran alrededor de los comales, pero forma parte de la estrategia diseñada por los revolucionarios.
El general Juan J. Navarro, escribe una carta al general Porfirio Días en su casa de campaña, informándole que no hay novedad en Cd Juárez. A medida que escribe con dificultad, mueve su cuello corto de toro y se rasca la planta del pie derecho. Una botella de whisky al lado le mantiene el ánimo bajo el fuego de la chimenea. Siempre ha padecido insomnio, desde el susto de la batalla en Veracruz el año pasado contra las rebeliones de la cordillera de Puebla. Juan J. Navarro es inteligente, demasiado inteligente para Porfirio Díaz, quien decidió alejarlo hasta el extremo norte del país.
Francisco I Madero camina en su tienda de campaña, inquieto, en espera del inicio del combate. Suena el timbre del teléfono, que le entrega su ayudante y secretario José Domínguez.
Madero:
- A ver a ver, ¿Cómo está eso? Repítelo Julián.
- Acaba de declarar el general Porfirio Díaz que tiene deseos de renunciar a la Presidencia de México.
-¿Cuándo fue? ¿Está confirmado? ¿A quien se lo dijo?
- Está confirmado, mañana sale en el Daily News de Nueva York una foto de Porfirio Díaz y el artículo. Se lo comentó en una entrevista al reportero del Daily News John Mc Millan. Es noticia de primera mano. Ahí estaba presente su sobrino Raymundo del periódico El Renacimiento. Mañana lo publicamos también en el Antireeleccionista y en el Demócrata.
Aún no colgaba Francisco I. Madero el teléfono, cuando se escuchan los primeros disparos de la batalla, y a los 2 minutos, las respuestas de los soldados de Juan J. Navarro.
La luz en el cuartel de Juan J. Navarro desaparece, y también el agua. Se combate toda la noche, el amanecer y parte de la mañana.
El lunes 8 de mayo Francisco I Madero se reúne con los representantes de Porfirio Díaz, Oscar Braniff, Toribio Esquivel Obregón y Francisco S. Carbajal.
-Mire Don Francisco, -dice Toribio Esquivel Obregón.-
- Ya el general Díaz renunciará este mes, quizás esta semana. Mejor le paramos al combate ¿No cree?
Acuerdan un cese al fuego a las 4 de la tarde y una junta a las 5 de la tarde para ver las siguientes acciones. Madero ya se considera vencedor y piensa que no se necesita combatir en Cd. Juárez.
Para las 11 de la mañana, los revolucionarios ya tenían posesión del lado derecho del Río Bravo y tenían excavadas trincheras.
Madero llama por teléfono a la 1 de la tarde a Peppino Garibaldi y le dice:
- General Garibaldi. Porfirio Díaz ha dicho que renuncia. Suspenda el fuego a las 4 de la tarde. Navarro hará lo mismo.
Peppino le dice:
- Sí mi general, pero le confirmo que Francisco Villa no se encuentra aquí y Pascual Orozco sólo quiere combatir.



Francisco Villa se dirige a la toma de Ciudad Juárez

A las 4 de la tarde, el general Juan J. Navarro suspende el fuego. También lo hacen los revolucionarios, pero los combatientes de Pascual Orozco aprovechan el alto el fuego y avanzan, tomando nuevas posiciones. Enseguida abren troneras en los muros de las paredes de las construcciones ocupadas y se preparan a continuar el combate.
A 5 kilómetros del Río Grande, Francisco I Madero reúne a parte de su ejército, que no estaban participando en la batalla, llama a Francisco Villa , Pascual Orozco y José de la Luz Blanco.
- Se sientan aquí hasta que ordene otra cosa. Estamos en tregua y de un momento a otro renunciará Porfirio Díaz. No tiene sentido derramar más sangre.
En el momento en que se retira Madero, a los 10 minutos queda un 10% de los asistentes. El 90% de la audiencia desapareció para unirse a la batalla.
A las 5 de la tarde, nuevamente inician los disparos por ambos lados. Las detonaciones aumentan en intensidad. Los revolucionarios toman casa por casa y las incendian.
A las 6.30 pm habla el general Juan. J. Navarro con Francisco I Madero.
- Sr Madero, nosotros no iniciamos los disparos. Yo le propongo que suspendamos el fuego, íbamos bien. Además, no tenemos agua ni luz eléctrica.
- Pues sí general Navarro, pero necesita usted suspender el fuego para que nosotros lo suspendamos también.
 Juan J. Navarro acepta suspender el fuego a las 8 de la noche para que lo mismo hagan los revolucionarios. Esto no funciona. A las 8 de la noche se suspende el fuego . En el silencio de la noche, los revolucionarios nuevamente aprovechan el alto el fuego para avanzar.
A las 9 de la noche, Francisco I Madero recibe una llamada de Peppino Garibaldi.
-Don Francisco. Para informarle que nosotros no suspenderemos el combate. Nuestros hombres han tomado excelentes posiciones estratégicas, ante todo la gente de Pascual Orozco y José Blanco. Aproveche esto Don Francisco, porque un triunfo le dará mejores posiciones políticas ante el enemigo.
Francisco I Madero llama a José J. Navarro y le dice:
-Defiéndase General Navarro, porque lo atacaré con todas mis tropas.
Los hombres de Francisco I Madero toman casa por casa, incendian cada una de ellas, bombardean el camino que atraviesa Cd. Juárez. Combaten toda la noche del lunes. Los incendios de las casas y los fogonazos de los fusiles son la única luz en la noche de mayo.
A la 1 de la tarde del martes, Francisco I Madero habla con el General José J. Romero.
- Ríndase general Navarro.
- No tengo facultad para ello, Sr. Madero.
Los revolucionarios ahora queman casas privadas, oficinas, empresas, las oficinas del Correo, la Biblioteca. Los federales retroceden y se refugian en la iglesia Guadalupe Hidalgo.
Los combates son cada vez más feroces. En la noche, después de estar desaparecido durante 3 días, Francisco Villa ve su reloj y dice:
-¡Ahora!
Francisco Villa penetra con su caballería por las espaldas de los federales, por la zona sur, donde nadie lo esperaba. Sus hombres entran a galope disparando certeramente, distribuidos a lo largo de las vías de escape del ejército de Navarro.
Simultáneamente, Ben Johannis ve su reloj del bolsillo derecho y dice:
-¡Vamos!
Por el norte, avanzan los guerrilleros de Pascual Orozco. Por el poniente, combate violentamente el ejército de José de la Luz Blanco, por el oriente Peppino Garibaldi realiza una operación de pinza y exterminio.
Alrededor de la Iglesia, la refriega es tan intensa y son tantos los muertos federales que estos retroceden hasta sus trincheras, abandonando el templo, que es incendiado.
Esa tarde, el general Navarro ordena izar la bandera blanca. Los soldados cesan el fuego.


El 10 de mayo de 1911 inició la toma de Cd Juárez.
El 13 de mayo de 1911 se rindió el general Juan J. Navarro
El 25 de mayo se 1911 renuncia el dictador Porfirio Díaz

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Katze Fritz maneja el auto de Eva Schaumann por San Juan de Letrán. Todo en el auto son carcajadas . Las 4 alemanas felices, llevan en sus manos las artesanías recién compradas en la Plaza de la Ciudadela.
Katze, riendo les dice:
-Ahora las llevo a lo máximo. Aquí en Garibaldi, los mexicanos más guapos y jóvenes se venden por hora. Ustedes escojan el que mas les guste y yo les pregunto cuanto les cobran . Cada una puede escoger el charro que mas les agrade.
Y efectivamente, corriendo se acercaban al automóvil de las alemanas, jóvenes guapos, morenos, delgados, con pantalones negros ceñidos que resaltaban sus sexos y sus nalgas al correr, con sus polainas, chaleco y chaquetilla oscura de cuero con botonadura y filigrana bordada. El sombrero de ala ancha en la mano con adornos artesanales de oro, plata o hilazas de colores vivos, con sus botas relucientes y sonoras.
Katze Fritz preguntaba por la ventanilla bajada del auto:¿Cuánto la hora? Y uno de los jóvenes contestaba :
- $200.
Las alemanas reían alborotadas:
- Yo ese
- Yo el de bigote grande
- ¡Cuatro horas! ¡Cuatro horas!
Sorpresivamente, Bonnie, la más pesada, abre la portezuela trasera izquierda y se baja corriendo tras un mariachi esbelto que , corriendo, había visto otro automóvil que se acercaba
Gritando, Bonnie decía
-¡Se me va, se me va!
Se escucharon los tacones pesados de Bonnie corriendo tras el mariachi. Este giró rápido en el callejón de la Amargura, y tras él giró también corriendo Bonnie, con su bolsa pegándole en las enormes caderas al ritmo frenético de su carrera.
Katze se estacionó con dificultad. Les dijo a las alemanas:
-Esperen aquí, no se muevan. Voy a buscar a Bonnie.
Y salió corriendo hacia el Callejón de la Amargura, ya que ahí no hay paso para los autos. Preguntó, dio varias vueltas, entró a los comercios y cafés, pero Bonnie no apareció.


La Plaza Garibaldi en México D.F.


Katze Fritz se bajó del auto de Eva Schaumann, abrió la cajuela y bajó las maletas. Se dirigió a un mozo del aeropuerto que las fue colocando en su carretilla y ambos se dirigieron hacia el elevador del estacionamiento.
En la salida internacional se encontraba ya Eva Schaumann con sus tres amigas alemanas. Bonnie no había aparecido. Se le reportó a la policía, la embajada tomó cartas en el asunto. Ninguna noticia. Ni sus luces.

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