miércoles, 8 de mayo de 2013

Leopoldo Brizuela.- Una misma noche



LITERATURA Y VIDA
25 de septiembre del 2012
Mis lecturas
LEOPOLDO BRIZUELA.- Una misma noche
Por Abel Hurtado




He leído la novela “Una misma noche” de Leopoldo Brizuela , premio Alfaguara 2012.
            Es un libro contemporáneo. En los países el crimen organizado cubre  toda la sociedad y de una u otra forma, actuamos frente a él .
            Vivimos una etapa social repetida innumerables veces en la historia, y Leopoldo Brizuela hace uso de ello. Su trama literaria usa los paralelismos  y las repeticiones: 2010 y 1973. De ahí el adecuado nombre de la novela “Una misma noche”.
            El personaje, Leonardo Bazán, escritor como lo es  Leopoldo Brizuela,  y con las mismas iniciales LB,   al ser testigo de  un asalto en 2010 a una casa vecina, decide investigar las pocas pistas que perduran a través de un lapso  de 37 largos años de otro  similar, sucedido en su infancia , durante la dictadura argentina, a la misma casa. Esto da a  la novela , una línea de suspenso que seguimos con interés. Su maestría nos hace pensar en una novela autobiográfica que trata de sacar a través de la catarsis de  la escritura, los traumas. Un camino  que utilizamos  los que escribimos.
            Brizuela ataca al escritor que huye de sus centros oscuros y no los expresa en su obra literaria; transcribo:
            “ Y en cuanto a mí, durante unos diez días hago la misma vida: me levanto a las siete, reviso el correo electrónico, saco a pasear la perra y me entrego a una novela que no me satisface – que no brota de mí.
            Porque, ¿qué es el bloqueo de un escritor? No la simple incapacidad de escribir, sino de escribir de acuerdo a su verdad más profunda: conectando su imaginación con el centro oscuro de la personalidad que exige salir a flote en forma de relato. Libérame o te devoro.
            Y hacía años que sentía que estaba escribiendo en vano. Hojarasca, . Incapaz de volverme digno de mi propio destino.” 



            Todo buen libro, nos conduce a nuestro interior. Si se trata de un libro como “Una misma noche”, las vibraciones llegan hasta los eventos y nuestras acciones en épocas similares.
            En su cuaderno de bitácora, Leopoldo Brizuela da reconocimiento a libros que lo ayudaron a pensar  las metamorfosis sucesivas de la memoria. Así, menciona el libro de Günther Anders “ Nosotros, los hijos de Eichmann”
Igualmente, da su agradecimiento al libro “La opinión amordazada” de Abrasha Rottenberg.
Nosotros en México hemos vivido dos dictaduras, la ya lejana de Porfirio Díaz,  y la dictadura perfecta – Vargas Llosa dixit- del PRI, con su presidente masacrador Díaz Ordaz en 1968. Recuerdo la marcha de estudiantes indefensos, todos autoamordazados, como un ejemplo del título de Rottenberg.
Este 2012 el PRI ha vuelto a la presidencia en México  y hay personas que dicen que 1968 no se repetirá, que se viven otros tiempos. Leopoldo Brizuela nos recuerda que no es así. Donde hay dictadura, hay masacres.
Leopoldo Brizuela menciona a personajes reales de la época de la dictadura argentina en 1973, por ello su novela se siente  un documental . Habla de Borges y su cercanía a la dictadura.
Hago  referencia lo que escribió Borges en 1980, el año de inflexión en la historia argentina, cuando las madres y abuelas de la Plaza de Mayo lo fueron a ver.
El 15 de mayo se publica en el diario Clarín la última narración del escritor, con el título “La memoria de Shakespeare”. Ese mismo año, a pedido de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, redacta una “Solicitada sobre los desaparecidos” que expresa lo siguiente:
“Una tarde vinieron a casa las madres y abuelas de Plaza de Mayo a contarme lo que pasaba. Algunas serían histriónicas, pero yo sentí que muchas venían llorando sinceramente, porque uno siente la veracidad. ¡Pobres mujeres tan desdichadas! Eso no quiere decir que sus hijos fueran invariablemente inocentes, pero no importa. Todo acusado tiene derecho al menos a un fiscal, para no hablar de un defensor. Todo acusado tiene derecho a ser juzgado. Cuando me enteré de todo este asunto de los desaparecidos me sentí terriblemente mal. Me dijeron que un general había comentado que si entre cien personas secuestradas, cinco eran culpables, estaba justificada la matanza de las noventa y cinco restantes. ¡Debió ofrecerse él para ser secuestrado, torturado y muerto para probar esa teoría, para dar validez a su argumento! La guerrilla y el terrorismo existieron, desde luego, pero, al mismo tiempo, no creo que sean modelos aconsejables.”

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